Fotografía del facebook de Comunidad Ticas – Pueblo Comechingón de Bialet Massé.
Pequeñas historias de algunos objetos, personas o lugares es una excusa para compartir con todos lo que nosotras vamos descubriendo a partir de nuestro trabajo e investigaciones.
Pero la intención de este espacio no es sólo compartir, sino, a veces, poner en tensión y a discusión ciertos temas que creemos importantes para pensar nuestro presente como vecinos, comunidad, o como simples humanos.
Nuestra primera muestra fue el producto de casi un año de trabajo, “Rastros y Rostros. Indagaciones sobre pueblos originarios” significó para nosotras un gran desafío y un aprender a construir junto a otras personas, grupos e instituciones.
Nuestro relevamiento de hallazgos arqueológicos y posibles asentamientos de pueblos originarios nos llevó a visitar y preguntar a muchos vecinos (no siempre la respuesta fue favorable), pero las redes que se tejen entre quienes creemos en lo que hacemos ayudó a que pudiéramos lograr nuestro objetivo y que, en el mientras tanto, articuláramos con quienes hace tiempo venían trabajando sobre este tema lo que enriqueció grandemente nuestra muestra, nuestro saber pero, sobre todo, crear lazos que van más allá de un simple intercambio de intereses.
En este andar descubrimos lo que significa la verdadera historia, esa que no escriben los que ganan. Sin vergüenza diremos que nos dimos de lleno con esa otra historia: la que dice que los Comechingones fueron exterminados, que fueron pueblos lejanos y olvidados y que su cultura se perdió para siempre. Y este fue un gran hallazgo, porque comprendimos que aún podemos conocerlos, que hay mucho que decir y que escribir de todo esto.
En aquél momento pusimos objetos arqueológicos en vitrinas, con la intención de mostrarlas y protegerlas, pero también expusimos trabajos realizados por otras personas y por nosotras mismas, para que la gente los toque, interactúe, los sienta. Y entre tanto documento histórico pusimos declaraciones y entrevistas a quienes hoy siguen viviendo y transmitiendo la cultura de estos pueblos.
Siempre quisimos poner en tensión la diversidad cultural y el reconocer las raíces que nos involucran a todos quienes habitamos esta tierra. Desconocerlas es un atentado contra nosotros mismos; la historia habla por sí sola y aunque nosotros no lo nombremos estas raíces siempre estarán. No son algo externo, son algo que nos conforma.
“Rastros y Rostros” (en cualquiera de sus versiones) nunca estará concluido. Es un proceso que sigue alimentándose y que habla sobre todo aquello que recibimos como herencia de la historia, nuestro patrimonio, pero también de lo que nos sucede cada día, actualmente, acá y ahora.