Problematización de la construcción de nuestra identidad.

Hace poco más de un año decidimos conformarnos como grupo para aunar criterios e ideas y, desde lo colectivo, comenzar a trabajar sobre el patrimonio de Río Ceballos. Desde las individualidades decidimos organizar nuestros objetivos para que nuestro trabajo rinda mejores frutos. Desde nuestros diferentes criterios esbozamos un estatuto que sería el principio de algo a concretar: ser una asociación civil. Sin embargo, y antes de esta instancia burocrática, planteamos las líneas de trabajo que hoy nos mueven a realizar actividades y acciones en pos de nuestros propósitos y objetivos.

De esta forma definimos que nuestro radio de acción sería el relevamiento, protección y señalización del patrimonio arquitectónico, arqueológico, histórico y cultural, tangible e intangible de Río Ceballos y alrededores. Esos alrededores comprenden datos que sean relevantes para nuestra localidad.
Estas acciones responden a un objetivo que no es ni novedoso ni revolucionario en nuestra localidad: Construir nuestra identidad.

Tal es así que nos planteamos el tema, no como construcción en sí, sino como una problematización del mismo. Porque la construcción de nuestra identidad fue planteada a la largo de nuestra historia como sociedad de muchas maneras diferentes, y no somos nosotros quienes pretendemos darle una solución, porque esta debe ser resuelta por toda la comunidad.
La problematización define una instancia de investigación que conceptualiza un espacio vacío de información respecto de nuestra historia. Y para resolver este vacío es necesaria una actitud crítica y abierta, basada en la realidad, en cuanto al objeto de estudio comprendiendo en el camino las investigaciones o acciones que se han llevado anteriormente. Creemos que nuestra historia nos ha llevado, necesariamente, a este punto: nos preguntamos a cada rato cuál es nuestra identidad, estudiamos épocas particulares que marcaron nuestra historia, emprendemos acciones que creemos novedosas dejando de lado las que ya existen y que son el punto desde donde debemos partir para continuar, construir o disentir en esta tarea.
Pero lo más importante: la problematización no busca una respuesta inmediata ni es absoluta en cuanto a sus resultados; persigue, ante todo, la búsqueda de respuestas parciales que contribuyen a la elaboración de la solución a un problema aunque no se constituya como solución real en sí.

Entonces, el trabajo que realizamos desde Tica Hen es plantearnos como sociedad esta problematización, que entre todos podamos construir nuestra identidad. Nuestro aporte es ampliar el panorama, integrar a nuestra historia instancias temporales que no son tan tenidas en cuenta; reconocer el trabajo previo basándonos en el mismo para seguir construyendo (desde la afirmación de los mismos hasta su refutación (refutar es aceptar que hay una idea anterior). Nos propusimos, como cosa importante, hacer nuestras propias investigaciones,pero también remitirnos a las investigaciones de quienes, movidos por los mismos objetivos que nosotros, marcaron un camino previo en esta construcción. Para que no siga pasando lo inevitable: el eterno comenzar.

Desde el nacimiento de Tica Hen tuvimos muchas ideas que con el tiempo fueron tomando forma, en muchos casos encontramos que ya habían sido trabajadas por otros y al descubrir esto no nos desanimamos pensado que no habíamos descubierto nada, sino que con gran deleite decidimos retomar el trabajo previo para sumar.

La identidad de Río Ceballos será una construcción colectiva en la que participamos todos.

Datos extras sobre los documentos

interior capilla

Realizaremos el último artículo sobre los documentos antiguos de defunciones. En éste compartiremos datos de algunas actas específicas que muestran algunas cosas de nuestro pasado y que pueden resultar interesantes. Muchos de estos datos no son de Río Ceballos en particular sino de zonas aledañas pero que ilustran muy bien el entorno en el que se vivía por aquellos años.

Algo que llama la atención es que en algunos casos, incluido Río Ceballos, se enterraba gente de la que no se tenían muchos datos, frases como “murió a la edad como de 25 años” o “se ignora el nombre de los padres” (o del esposo) e, incluso, que se ignora el nombre del difunto o su apellido, o ambos.

También encontramos casos de personas que fueron enterradas cuando estaban de paso por un lugar, ignorando la mayoría de los datos de las mismas. Algunos ejemplos:

…como de veinte i seis años, muerte repentina, pasajero, según los datos que se han tomado era soltero y vecino de San Marcos…

… Natural de la Provincia de Buenos Ayres, que había venido a este lugar con motivo de reparar su salud. Se cree que es soltero, no se sabe el nombre de su padre, como de 26 años de edad. Se le encontró muerto en la cama… (En Río Ceballos)

… (conocido por el chileno médico), como de 50 años, se ignoran los demás datos, se encontraba desde poco tiempo en este lugar en calidad de ambulante, muerte repentina… (En Río Ceballos)

O de “un forastero de Río Cuarto” o alguien que “dice ser chileno”.

Caroya contaba con un cementerio para disidentes en donde se enterraban personas que no profesaban el culto católico o que no eran bautizadas.
En 1891, sin sepultura eclesiástica, se enterró a un “norteamericano” que declaró ser protestante y que murió de tisis. Lo mismo ocurrió con un inglés.
También en ese mismo año se sepultó en el “sementerio de dicidentes a una criatura sin bautismo, muerta al nacer”.

El hecho de que una persona no fuera católica se tomaba muy en serio en esa época, en 1890 una entrada en el libro de defunciones dice lo siguiente:

El dia veinticiete de Mayo del año mil ochocientos noventa, sin consentimiento del Capellán ni del cura párroco, ignorantemente por el sepulturero se enterro el cadáver de un párbulo nacido muerto, i en duda de si fue bautizado. Hijo legítimo de …. I por ser asi conste lo firmo.

Otra entrada de 1886 es más extrema, se encuentra tachada como que corresponde a otro año y dice:

… mandé negar sepultura eclesiástica al cadáver de …. Por haber muerto impenitente, despojando al sacerdote y amenasandole con una escopeta a tirarle. Se dice ser casado en Europa, murió como a la edad de 45 años de cólera. Italiano…

En 1887 aparece la misma defunción:

Mandé negar sepultura eclesiástica al cadáver de …. Por haberse negado recibir los sacramentos, se dice ser esposo de…. En Italia, murió el mismo día a la edad de 49 años, de cólera…

Ya hemos hablado, anteriormente, de las causas de muerte y el hecho de que muchas de las anotadas como “muerte natural” podrían tratarse de enfermedades desconocidas que se registraban de esta forma. Como datos extraños para ejemplificar esto están el caso de dos gemelos, muertos a la edad de 2 meses, con un día de diferencia, por esta causa, o en 1899, gemelos muertos a la media hora de nacidos.

En cuanto a muertes de hermanos por enfermedades, en 1900, otro par de gemelos muertos a los 21 y 23 días por fiebre. O en 1887 dos hermanos, muertos el mismo día a los 10 meses uno y 3 años el otro de “viruelas”.

Otra cosa que mencionamos en el artículo anterior es que estos documentos se realizaban a mano, por personas que podían cometer errores y que es preciso investigar cuando los datos que precisamos tienen ciertas irregularidades. Tal es el caso de tres entradas diferentes que podrían remitir a lo mismo:

El día veinticinco de Setiembre de mil ochocientos noventa y siete, yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de Jose Angel Dominguez hijo legítimo de Jose Maria Dominguez y N. N. Murió el día anterior a la edad de dos años de bronquitis y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.

El día veintiséis de Setiembre de de mil ochocientos noventa y siete, yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de José Angel Dominguez, hijo natural de Juana Dominguez, murió el mismo día a la edad de 2 años, muerte natural y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.

El día dieziciete de Octubre de mil ochocientos noventa y siete yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de María Regina, hija legítima de José María Dominguez y Sandalia Oliva. Murió el día anterior a la edad de 2 años de bronquitis y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.

Estas tres entradas generan confusión por ser tan iguales en el mismo año.
Revisando los documentos históricos podemos constatar que existe un José Angel Dominguez nacido en 1895, hijo de Juana Dominguez.
Y si bien existe María Regina Dominguez, nacida en 1895, hija de  José María Dominguez y Sandalia Oliva, sus otros hijos se llamaban José Ramón, nacido en 1893 y José de los Santos, nacido en 1883.
Nada es determinante, es probable que existieran dos José Angel de familias diferentes con las mismas edades.  Sin embargo, ateniéndonos a lo anteriormente citado de que estos documentos eran transcriptos a mano de otros elaborados anteriormente podrían existir errores. Y teniendo en cuenta que la causa de muerte del primer caso es por bronquitis, algo que representaba una epidemia, cabría pensar que en una misma familia podrían morir varios hijos en un corto lapso de tiempo y que el cura confundiera las edades de los fallecidos (hemos comprobado que estas cosas eran muy comunes en estos documentos). Además, teniendo en cuenta otros ejemplos que ya hemos puesto, datos que se ignoraban podían ser obtenidos después, como que N. N, se trataba de Sandalia Oliva.
Podría ser, entonces, y solamente como teoría y tentativa, que el primer Dominguez podría haber sido José de los Santos o José Ramón, hermano de Regina, quienes murieron por una epidemia de bronquitis, que se repitió el primer caso confundiendo los nombres de los padres y, por ende, las edades, o que existiera un gemelo de Regina del que no encontramos documentos de nacimiento o residencia.
Estos son los obstáculos con los que nos encontramos cuando revisamos estos archivos.

Podemos añadir, para comprender estos documentos, la forma en que se escribía o se daban características de las personas:
Los hijos naturales eran fuera del matrimonio y el nombre de la madre era el que aparecía en los documentos, generalmente; los hijos legítimos eran los provenientes de familias consolidadas. Y si bien, en épocas posteriores ser madre soltera era para vergüenza, son muchísimos los casos de hijos naturales registrados.
Muchas actas de defunción no registran causas de muerte ni edades, sin embargo algunas aluden a “parbulos”, que eran menores; hoy se considera párvulos a los niños que no están en edad escolar (6 años). En el caso de las personas solteras la filiación se hacía nombrando a los padres, siendo casados, se escribía que era “esposo o esposa de”. Hay algunas anotaciones sobre hijos de crianza de una familia, o hijos naturales de una mujer y de crianza de su esposo.

También encontramos, como dato curioso, que durante la mayoría de los años estudiados, el Cura y Vicario Interino era el mismo (Ambrosio Ramos), la forma de escribir los documentos cambia a través de los años no sólo en su caligrafía sino también en la ortografía, aparecen acentos en palabras antes no acentuadas, parbulos se convierte en párvulos, viruelas en viruela, toz combulsa en tos convulsa, etc. Hidropesía está escrito “idropecia” o “idropesia” y aparece la palabra “reufma” o “refrio”. Estas formas de escribir eran generales para todo el territorio argentino y no representaban faltas a lo que hoy llamamos “ortografía y gramática”.

Haremos mención a un dato incluido en estos libros de defunción:

En Octubre de 1892 el Gobernador de la Provincia, el Dr. Manuel D. Pizarro dio un decreto  cambiando el nombre de departamento (antes Anejos Norte) por el Departamento Cristobal Colon.

La costumbre hace que luego de esto aparezcan intercaladas muchas entradas que dicen Anejos Norte y Colon, por lo que resulta importante, en el caso de utilizar estos datos de alguna forma, tener en cuenta que a partir del año establecido, y a pesar de lo que escribiera el cura, Anejos Norte era Colón y esta entrada es fundamental.

Como último dato tenemos que Ambrosio Ramos murió en 1903 y fue enterrado en la Capilla de Río Ceballos donde se desempeñaba como cura. El documento es más que elocuente: “en la Capilla del Río Ceballos”, dentro de la capilla, frente al altar; hoy podemos ver en el piso de la Iglesia Vieja un parche de baldosas que no son iguales a las demás ya que su cuerpo fue sacado, llevado al cementerio San Isidro y, finalmente, sepultado al lado de la Capilla, junto al padre Alfredo Cavalotti, al lado del ceniciario. Dice María Teresa Ergueta, en su libro “La novela de Río Ceballos” que el cuerpo se encontraba dentro de la capilla bajo una lápida de mármol blanco la cual, entre idas y venidas, desapareció misteriosamente. Probablemente en ella dijera que murió en 1903 y no en 1908 como aparece en los libros y en la placa actual, y que la razón de que dejara de ser el Párroco de la Iglesia de Río Ceballos fue su propia muerte. Esto demuestra no sólo la importancia de preservar nuestro patrimonio, sino también el estudio de los documentos históricos.

placas

Estas tres últimas entradas que hemos hecho corresponden a un análisis de documentos históricos que llegan hasta el año 1903. La idea principal era poder determinar la cantidad de enterramientos producidos en Río Ceballos antes de que existiera el Cementerio San Isidro, conocido por nosotros como “Cementerio Viejo”, su número arrojó una nueva incógnita ya que, por la cantidad, creemos que el terreno que ocupa la Capilla Vieja no fue el lugar utilizado para estos fines. Por supuesto, aún queda mucha tela para cortar con respecto a esta incógnita. Lamentablemente no hemos podido encontrar la respuesta por medio de estos documentos, sin embargo nos han servido para mostrar el uso que se puede hacer de los documentos históricos y hacernos una idea de cómo se vivía en otra épocas y que pertenece a nuestra historia e identidad.

Documentos de defunciones

Entre los censos de 1869 y 1895, en Río Ceballos, la población estaba alrededor de los 1500 habitantes. Entre los años 1874 y 1898 murieron en este lugar poco más de 500 personas lo que para la población estable resulta ser un número importante.

Si bien las familias, en general, eran muy prolíficas también estaban acostumbradas a la alta mortalidad infantil en donde algunos bebés no vivían más que algunas horas o días y la muerte de los niños era muy común.

Las causas de muerte que se registran en los libros religiosos demuestran que eran muchas menos las que se producían por accidentes que las registradas como “muerte natural” o “muerte repentina” y las edades en que esto sucedía resultan alarmantes para nuestra época.

Los registros que hemos revisado para este artículo podrían conformar una historia sobre la salud o la medicina de una época y, de hecho, los documentos históricos suelen ser utilizados para estos fines. Nuestro trabajo no intenta ser esto sino brindar algunos datos sobre nuestra ciudad intentando comprender y visualizar las formas de vida de nuestros antepasados.

Los números que se presentan en cuanto a cantidad, edades y causas de muerte pueden resultar terribles para nuestra época y para nuestra localidad en particular, pero no son muy diferentes de las que se registraban en todo el país y responden a causas muy estudiadas hoy en día: formas de vida, alimentación, viviendas, epidemias que se propagaban rápidamente, desconocimiento médico y científico sobre las mismas, falta de políticas de Estado en cuanto a salud y educación y, muchas veces, enfermedades que eran atribuidas a la pobreza tratando de marcar una diferencia social. En este sentido, hemos dicho varias veces que Río Ceballos estaba poblado, en su mayoría, de ranchos, los oficios más realizados respondían a necesidades propias de cada familia y los censos antes mencionados no contienen datos de médicos que habitaran este lugar. Era una zona rural y sería muy apresurado e injusto pensar en términos de pobreza la forma de vida de este pueblo que se replicaba en todo el país.

Como este análisis se desprende del artículo anterior en que intentábamos determinar la cantidad de personas muertas que se sepultaron en un cementerio que nos resulta desconocido, antes de que comenzara a funcionar el Cementerio San Isidro, las fechas que lo comprenden son las estipuladas anteriormente, agregando datos generales de épocas posteriores.

Personas enterradas en el “Cementerio del Río de Ceballos” o “del Río” entre 1874 y 1898

edades

Notas:
Días: hay cuatro casos de bebés que murieron a las horas de nacidos.
91 o más: En 1876 murió una persona de 110 años, en 1877 murió una persona de 100 años y otra de 105.
No especifica: Entre las defunciones en donde no se especifica la causa, 4 de ellos eran párvulos.

Los registros de defunción de este cementerio, por depender de la Parroquia de Jesús María, se encuentran intercalados entre los enterramientos en los cementerios de Salsipuedes, Caroya, San Vicente, Candonga y Capilla del Carmen. Con el tiempo comienzan a aparecer los cementerios de Sinsacate, Jesús María y San Ysidro. Es por esto que algunas de las cosas que mencionaremos corresponden a otras localidades muy cercanas pero que resultan ser datos importantes.

Entre los años 1874 y 1878 no se especifica la causa de muerte.
Los casos de muerte por accidente se registran de la siguiente manera: Picado de una víbora, quemado (4), de un golpe por una mula, ahogada, de apretadura de un carro, picadura ponsoñosa, por un tiro de revolver, a consecuencias de una herida en un costado, apretado y golpeado por el caballo, a consecuencias de un golpe (5 años), heridas de revólver, de una puñalada causada por otro, de quemaduras. En 1900, muerte producida por una puñalada.

Causas de muerte.

En el período comprendido entre 1874 y 1889:

Muerte natural: 184 personas.
Muerte repentina: 40 personas.
Por indigestión: 3 personas.
Por apoplejía: 2 personas.
Por parto: 5 personas.
Por hidropesía: 2 personas.
Pulmonía: 2 personas.
Resfrío: 1 persona.
De aire: 4
Falta de desarrollo: 1
Enfermedad a la garganta: 1
Irritación al vientre: 1
Senectud: 1
Enfermedad al corazón: 2
Aneurisma: 1
Alfericia: 1
Reuma: 1
Bronquitis: 3
De costado: 2
Hipertrofia: 1
Nacido muerto: 1

Varias enfermedades que se presentan constituyeron epidemias en nuestro país, y Río Ceballos no escapó a ellas, salvo en el caso de la epidemia de cólera, que asoló a la provincia de Córdoba; en el Cementerio de Caroya y otros, entre 1886 y 1887, aparecen numerosos casos de muerte por esta enfermedad, sin embargo, Río Ceballos no tiene ni una sola mención al cólera en el período de tiempo sobre el que estamos trabajando.

En el caso de la viruela, que entre los años 1880 y 1901, en Argentina se repetía en forma cíclica, cada vez en mayor frecuencia y con mayor virulencia, Río Ceballos presenta varios casos que dan cuenta de cómo se comportaba esta epidemia.

viruela

No hemos podido encontrar, al momento, información específica sobre otras enfermedades que fueron epidemias en nuestra provincia y de las cuales aparecen algunos casos en estos documentos, pero por la concentración de muertes en un período corto de un año o dos, podemos determinar que constituyeron un caso grave para la localidad, como lo serían:
Tos convulsa: 8 casos de los cuales 5 se concentran en el año 1894.
Sarampión: 4 casos en 1882.
Influenza: 6 casos, 5 de ellos en el año 1894.
Difteria: 11 casos en 1891, 2 casos en 1893.
Bronquitis: 3 casos en 1897.
Tifus: 1 caso en 1890.
Tisis: 5 casos distribuidos entre los años 1891 y 1898.

Tampoco hemos encontrado información sobre dos causas de muerte.
La primera, por su generalidad no es posible ponerla como enfermedad en particular pero que en un contexto y por profesionales podría determinarse, en algunas épocas, como tal: muertes por fiebre, 37 casos distribuidos entre los años 1883 y 1889, con mayor concentración en los últimos seis años.

El segundo es la que se determina como muerte por llagas que registra 5 casos en 1882 y uno en 1887.

enfermedades

La mayoría de los casos de muerte por enfermedad se dio en niños de entre horas de nacidos hasta los 10 años.

La medicina fue evolucionando, de a poco las epidemias se fueron erradicando gracias a las vacunas y mayores conocimientos sobre las mismas, lo que dio lugar, también, a nuevas enfermedades que ya existían pero a las que se les pusieron nombres y tratamientos para evitar la muerte, es probable que muchos casos de Muerte Natural se hayan dado por enfermedades aún no conocidas en ese entonces y que se cobraban la vida de muchas personas, sobre todo niños, algo que nos parece terrible para la actualidad.

En 1899 aparecen varios casos de muerte por “enfermedad no conocida”, pero al año siguiente son mucho más numerosos  los casos por “muerte natural” que por enfermedades y en 1901 y 1902 la totalidad de las muertes se registran de ese modo, algo que resulta, al menos, curioso.
Los documentos históricos de este tipo eran hechos a mano por personas que podían cometer errores y eran transcriptos de otros realizados al momento de la muerte por lo que los errores u omisiones pueden suceder. Pese a esto, siguen siendo de suma importancia para el estudio de épocas anteriores, en este caso para brindar datos sobre salud, pero también para conocer otras cosas que nos pueden resultar extrañas para nuestros tiempos y de las que haremos un último artículo de estos documentos al respecto.

Primer Cementerio de Río Ceballos

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Este trabajo surge a partir de los últimos realizados en donde aparece el Cura Ambrosio Ramos y de su hermana Pabla Ramos de Moyano, heredera de las tierras del Cementerio San Isidro que posteriormente fueran escrituradas a nombre de la curia y finalmente quedaron en manos de la Municipalidad. Pabla Ramos de Moyano también aparece en el análisis que hiciéramos sobre una escritura de propiedad como documento histórico.

En el contexto de la inauguración de la parroquia, en su periódico Río Ceballos, en Enero de 1957, José María Lioy dice que “hasta hace 99 años toda la zona comprendida desde San Vicente, Santa Catalina y Caroya, por el Norte, hasta más allá del actual Dique del Potrero de Garay, de Monte Ralo y Capilla de Cosme, por el Sud, exceptuando el cuadrilátero ocupado por la Ciudad de Córdoba, formaba una sola parroquia, denominada: Curato de los Anejos, cuya sede era Alta Gracia” … En 1858, Mariano Fragueiro dividió los Anejos en Norte y Sud, y como consecuencia se erigió el curato de Anejos Norte con sede en Río Ceballos. Luego, al cumplirse 400 años del descubrimiento de América, Anejos Norte pasó a llamarse Colón y en 1898 la Sede del Curato del Departamento pasa a Jesús María. Señala Lioy que esto no se debe haber cumplido porque en 1902 se decreta, nuevamente, que Río Ceballos sea capilla filial de Jesús María y luego lo sea de Villa Allende. En diciembre de 1956, la Capilla Nuestra Señora de los Dolores se convierte en parroquia de Río Ceballos junto al nombramiento de su primer cura párroco: José Guillermo Mariani.

La Capilla de Río Ceballos en advocación a la Virgen de los Dolores se termina de construir en 1873. En su libro “El Río de los Ceballos”, Carlos Page dice que se comprueba la existencia de un cementerio por un inventario de alhajas, ornamentos y útiles de las capillas y oratorios de Anejos Norte de 1878. También agrega que por testimonios, se habrían encontrado huesos humanos al construirse una sala al lado de la Capilla. Pero como señala, si bien esto confirma la costumbre colonial, no es determinante para ubicar el lugar que ocupaba el primer cementerio de Río Ceballos.

Por medio de los documentos religiosos históricos podemos constatar que ya en 1874 (un año después de que se terminara la Capilla) existe un “Cementerio Público del Río de Ceballos” y que aparece por primera vez, entre los cementerios de Salsipuedes, Caroya, San Vicente, Candonga y Capilla del Carmen.

<<En el año del Señor de  mil ochocientos setenta i cuatro á diez i siete días del mes de Agosto, en este Curato de Anejos Norte, fué sepultado con oficio de rito menor resado en el Cementerio público del Rio de Ceballos el cuerpo menor del párbulo Felis de cuatro meses, hijo natural de Cármen Cepeda. I para que conste lo firmo yo el Cura y Vicario Interino.>>

El documento carece de firma, algo que luego es señalado por el nuevo Cura y Vicario Interino, Ambrosio Ramos, cuando se hace cargo de esta actividad.

Las actas de defunción en las que nos basamos datan de 1860, a partir de este documento de 1874 son numerosos los casos en que se entierran personas en el “Cementerio público del Río de Ceballos” o “del Río”. Aunque cae de maduro, es interesante recalcar que el cementerio existe porque existe una Iglesia y que los entierros documentados en estos archivos son dentro de la doctrina eclesiástica, antes de que existiera la Iglesia de Río Ceballos la gente era sepultada en lugares cercanos con Capilla, lo más cercano, en ese momento, era Salsipuedes.

El Cementerio San Isidro, hoy convertido en plaza, comienza a funcionar en 1898 o en fecha posterior, los terrenos destinados para cementerio habían sido adquiridos por el cura Ambrosio Ramos en 1898 (Carlos Page).

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Desde 1874 (primera mención del cementerio de Río Ceballos), hasta que se pensara en un nuevo cementerio pasaron 24 años, en esos años la gente era enterrada en un lugar que no se puede precisar y del cual no tenemos ubicación exacta. Al momento en que se construyó la primer Capilla el terreno posteriormente donado para la construcción de la segunda Iglesia estaba ocupado y construido, sabemos por testimonios que nombra Page que se encontraron algunos huesos en su parte posterior y con el tiempo se han hecho nuevas construcciones alrededor no dando evidencia de la existencia de un cementerio en el que en esos 24 años se sepultaron un poco más de 500 personas.

Los documentos históricos no dan cuenta de la fecha exacta en que el Cementerio San Isidro comenzó sus funciones, aunque en una primera instancia y al aparecer por primera vez la mención de “Cementerio Público de San Ysidro” creímos poder determinarlo (hemos comprobado que se trata de otra localidad); comprobamos defunciones hasta el año 1902, pero determinamos como parámetro las fechas en las que tenemos asidero por medio de la bibliografía existente.

La ubicación del primer cementerio de Río Ceballos es una incógnita aún, sin embargo, los datos que hemos obtenido hasta este momento son por demás interesantes para un análisis de la época que mostraremos más adelante.

Cartas presentadas

Esta semana hemos presentado dos cartas, ambas con el fin de obtener información sobre el patrimonio de Río Ceballos que por diferentes razones se encuentra vedado a la comunidad.

Una de las cartas está dirigida a la Sra. Atucha, dueña de la Estancia Santo Domingo, para pedirle permiso para sacar algunas fotografías de ese lugar. Dentro de la Estancia Santo Domingo se encuentra la laguna Ministalaló, lugar donde vivían tribus de pueblos originarios y en donde se dice que la expedición de Don Jorónimo Luis de Cabrera realizó su último campamento general antes de llegar a donde se fundaría la Ciudad de Córdoba. Además, las instalaciones de este lugar son de larga data, cuenta con el casco principal de la estancia y una capilla construidas en adobe.

La otra carta fue presentada en el Museo de Antropología de la UNC, pidiendo datos sobre algunos yacimientos arqueológicos de Río Ceballos en los que la Universidad trabajó. Sabemos que algunas estatuillas encontradas en la laguna Ministalaló se encuentran expuestas en dicho museo. Esta carta lleva también la firma del Director de Cultura de la Municipalidad de Río Ceballos como una de las acciones que se están realizando en conjunto para la recuperación del Museo de la Ciudad.

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