Realizaremos el último artículo sobre los documentos antiguos de defunciones. En éste compartiremos datos de algunas actas específicas que muestran algunas cosas de nuestro pasado y que pueden resultar interesantes. Muchos de estos datos no son de Río Ceballos en particular sino de zonas aledañas pero que ilustran muy bien el entorno en el que se vivía por aquellos años.
Algo que llama la atención es que en algunos casos, incluido Río Ceballos, se enterraba gente de la que no se tenían muchos datos, frases como “murió a la edad como de 25 años” o “se ignora el nombre de los padres” (o del esposo) e, incluso, que se ignora el nombre del difunto o su apellido, o ambos.
También encontramos casos de personas que fueron enterradas cuando estaban de paso por un lugar, ignorando la mayoría de los datos de las mismas. Algunos ejemplos:
…como de veinte i seis años, muerte repentina, pasajero, según los datos que se han tomado era soltero y vecino de San Marcos…
… Natural de la Provincia de Buenos Ayres, que había venido a este lugar con motivo de reparar su salud. Se cree que es soltero, no se sabe el nombre de su padre, como de 26 años de edad. Se le encontró muerto en la cama… (En Río Ceballos)
… (conocido por el chileno médico), como de 50 años, se ignoran los demás datos, se encontraba desde poco tiempo en este lugar en calidad de ambulante, muerte repentina… (En Río Ceballos)
O de “un forastero de Río Cuarto” o alguien que “dice ser chileno”.
Caroya contaba con un cementerio para disidentes en donde se enterraban personas que no profesaban el culto católico o que no eran bautizadas.
En 1891, sin sepultura eclesiástica, se enterró a un “norteamericano” que declaró ser protestante y que murió de tisis. Lo mismo ocurrió con un inglés.
También en ese mismo año se sepultó en el “sementerio de dicidentes a una criatura sin bautismo, muerta al nacer”.
El hecho de que una persona no fuera católica se tomaba muy en serio en esa época, en 1890 una entrada en el libro de defunciones dice lo siguiente:
El dia veinticiete de Mayo del año mil ochocientos noventa, sin consentimiento del Capellán ni del cura párroco, ignorantemente por el sepulturero se enterro el cadáver de un párbulo nacido muerto, i en duda de si fue bautizado. Hijo legítimo de …. I por ser asi conste lo firmo.
Otra entrada de 1886 es más extrema, se encuentra tachada como que corresponde a otro año y dice:
… mandé negar sepultura eclesiástica al cadáver de …. Por haber muerto impenitente, despojando al sacerdote y amenasandole con una escopeta a tirarle. Se dice ser casado en Europa, murió como a la edad de 45 años de cólera. Italiano…
En 1887 aparece la misma defunción:
Mandé negar sepultura eclesiástica al cadáver de …. Por haberse negado recibir los sacramentos, se dice ser esposo de…. En Italia, murió el mismo día a la edad de 49 años, de cólera…
Ya hemos hablado, anteriormente, de las causas de muerte y el hecho de que muchas de las anotadas como “muerte natural” podrían tratarse de enfermedades desconocidas que se registraban de esta forma. Como datos extraños para ejemplificar esto están el caso de dos gemelos, muertos a la edad de 2 meses, con un día de diferencia, por esta causa, o en 1899, gemelos muertos a la media hora de nacidos.
En cuanto a muertes de hermanos por enfermedades, en 1900, otro par de gemelos muertos a los 21 y 23 días por fiebre. O en 1887 dos hermanos, muertos el mismo día a los 10 meses uno y 3 años el otro de “viruelas”.
Otra cosa que mencionamos en el artículo anterior es que estos documentos se realizaban a mano, por personas que podían cometer errores y que es preciso investigar cuando los datos que precisamos tienen ciertas irregularidades. Tal es el caso de tres entradas diferentes que podrían remitir a lo mismo:
El día veinticinco de Setiembre de mil ochocientos noventa y siete, yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de Jose Angel Dominguez hijo legítimo de Jose Maria Dominguez y N. N. Murió el día anterior a la edad de dos años de bronquitis y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.
El día veintiséis de Setiembre de de mil ochocientos noventa y siete, yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de José Angel Dominguez, hijo natural de Juana Dominguez, murió el mismo día a la edad de 2 años, muerte natural y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.
El día dieziciete de Octubre de mil ochocientos noventa y siete yo Cura y Vicario Interino de Colón, Provincia de Córdoba en el Cementerio público de Río Ceballos, mandé dar sepultura eclesiástica al cadáver de María Regina, hija legítima de José María Dominguez y Sandalia Oliva. Murió el día anterior a la edad de 2 años de bronquitis y por ser asi lo firmo.
Ambrosio Ramos.
Estas tres entradas generan confusión por ser tan iguales en el mismo año.
Revisando los documentos históricos podemos constatar que existe un José Angel Dominguez nacido en 1895, hijo de Juana Dominguez.
Y si bien existe María Regina Dominguez, nacida en 1895, hija de José María Dominguez y Sandalia Oliva, sus otros hijos se llamaban José Ramón, nacido en 1893 y José de los Santos, nacido en 1883.
Nada es determinante, es probable que existieran dos José Angel de familias diferentes con las mismas edades. Sin embargo, ateniéndonos a lo anteriormente citado de que estos documentos eran transcriptos a mano de otros elaborados anteriormente podrían existir errores. Y teniendo en cuenta que la causa de muerte del primer caso es por bronquitis, algo que representaba una epidemia, cabría pensar que en una misma familia podrían morir varios hijos en un corto lapso de tiempo y que el cura confundiera las edades de los fallecidos (hemos comprobado que estas cosas eran muy comunes en estos documentos). Además, teniendo en cuenta otros ejemplos que ya hemos puesto, datos que se ignoraban podían ser obtenidos después, como que N. N, se trataba de Sandalia Oliva.
Podría ser, entonces, y solamente como teoría y tentativa, que el primer Dominguez podría haber sido José de los Santos o José Ramón, hermano de Regina, quienes murieron por una epidemia de bronquitis, que se repitió el primer caso confundiendo los nombres de los padres y, por ende, las edades, o que existiera un gemelo de Regina del que no encontramos documentos de nacimiento o residencia.
Estos son los obstáculos con los que nos encontramos cuando revisamos estos archivos.
Podemos añadir, para comprender estos documentos, la forma en que se escribía o se daban características de las personas:
Los hijos naturales eran fuera del matrimonio y el nombre de la madre era el que aparecía en los documentos, generalmente; los hijos legítimos eran los provenientes de familias consolidadas. Y si bien, en épocas posteriores ser madre soltera era para vergüenza, son muchísimos los casos de hijos naturales registrados.
Muchas actas de defunción no registran causas de muerte ni edades, sin embargo algunas aluden a “parbulos”, que eran menores; hoy se considera párvulos a los niños que no están en edad escolar (6 años). En el caso de las personas solteras la filiación se hacía nombrando a los padres, siendo casados, se escribía que era “esposo o esposa de”. Hay algunas anotaciones sobre hijos de crianza de una familia, o hijos naturales de una mujer y de crianza de su esposo.
También encontramos, como dato curioso, que durante la mayoría de los años estudiados, el Cura y Vicario Interino era el mismo (Ambrosio Ramos), la forma de escribir los documentos cambia a través de los años no sólo en su caligrafía sino también en la ortografía, aparecen acentos en palabras antes no acentuadas, parbulos se convierte en párvulos, viruelas en viruela, toz combulsa en tos convulsa, etc. Hidropesía está escrito “idropecia” o “idropesia” y aparece la palabra “reufma” o “refrio”. Estas formas de escribir eran generales para todo el territorio argentino y no representaban faltas a lo que hoy llamamos “ortografía y gramática”.
Haremos mención a un dato incluido en estos libros de defunción:
En Octubre de 1892 el Gobernador de la Provincia, el Dr. Manuel D. Pizarro dio un decreto cambiando el nombre de departamento (antes Anejos Norte) por el Departamento Cristobal Colon.
La costumbre hace que luego de esto aparezcan intercaladas muchas entradas que dicen Anejos Norte y Colon, por lo que resulta importante, en el caso de utilizar estos datos de alguna forma, tener en cuenta que a partir del año establecido, y a pesar de lo que escribiera el cura, Anejos Norte era Colón y esta entrada es fundamental.
Como último dato tenemos que Ambrosio Ramos murió en 1903 y fue enterrado en la Capilla de Río Ceballos donde se desempeñaba como cura. El documento es más que elocuente: “en la Capilla del Río Ceballos”, dentro de la capilla, frente al altar; hoy podemos ver en el piso de la Iglesia Vieja un parche de baldosas que no son iguales a las demás ya que su cuerpo fue sacado, llevado al cementerio San Isidro y, finalmente, sepultado al lado de la Capilla, junto al padre Alfredo Cavalotti, al lado del ceniciario. Dice María Teresa Ergueta, en su libro “La novela de Río Ceballos” que el cuerpo se encontraba dentro de la capilla bajo una lápida de mármol blanco la cual, entre idas y venidas, desapareció misteriosamente. Probablemente en ella dijera que murió en 1903 y no en 1908 como aparece en los libros y en la placa actual, y que la razón de que dejara de ser el Párroco de la Iglesia de Río Ceballos fue su propia muerte. Esto demuestra no sólo la importancia de preservar nuestro patrimonio, sino también el estudio de los documentos históricos.
Estas tres últimas entradas que hemos hecho corresponden a un análisis de documentos históricos que llegan hasta el año 1903. La idea principal era poder determinar la cantidad de enterramientos producidos en Río Ceballos antes de que existiera el Cementerio San Isidro, conocido por nosotros como “Cementerio Viejo”, su número arrojó una nueva incógnita ya que, por la cantidad, creemos que el terreno que ocupa la Capilla Vieja no fue el lugar utilizado para estos fines. Por supuesto, aún queda mucha tela para cortar con respecto a esta incógnita. Lamentablemente no hemos podido encontrar la respuesta por medio de estos documentos, sin embargo nos han servido para mostrar el uso que se puede hacer de los documentos históricos y hacernos una idea de cómo se vivía en otra épocas y que pertenece a nuestra historia e identidad.