23 de Abril. Día Internacional del Libro

Esta celebración fue declarada desde 1996 por la UNESCO, eligiendo el 23 de Abril “ya que ese día en 1616 fallecieron Cervantes, Shakespeare e Inca Garcilaso de la Vega”… “en realidad Cervantes falleció el 22 y fue enterrado el 23, que es cuando se consignó su fallecimiento; por su parte, Shakespeare murió el 23 de abril del calendario juliano, que corresponde al 3 de mayo del calendario gregoriano.” (1)

Investigar sobre la historia de Río Ceballos nos llevó a conformar una pequeña biblioteca que tiene muy variado material, entre el que se encuentran libros que hablan específicamente de nuestra zona y alrededores. Uno de ellos es el de Ashaverus.

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Conocimos la existencia del libro “Tierra Adentro” de Ashaverus a través de “La Historia de Río Ceballos” de Carlos Page y pudimos conseguir un ejemplar histórico: una primera edición fechada en 1897.

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Rubén Darío, en el prólogo lo presenta como “Un judío errante cordobés, de aspecto socarrón, palabra amable y poca, juicio bastante, sencillez innata, experiencia de las cosas de la vida y una afección o especie de poético amor por la vida de las cosas”. De aquí se seudónimo: Ashaverus, que fuera uno de los nombres que se le diera al Judío Errante “figura mitológica del imaginario colectivo de Occidente y figura en el arte y la literatura antisemita cristiana”. (1)

En realidad se trata de Amado J. Ceballos, periodista, que, entre otras cosas, fundó la Escuela de Varones de la ciudad de Villa Nueva en 1988 (2), y que recoge sus crónicas que había publicado en el diario La Nación, cosa común para aquella época en que las corresponsalías tomaban una gran relevancia; “los viajes periodísticos se volvieron habituales como modo de dar a conocer al lector porteño el estado de las catorce provincias y los Territorios Nacionales, sus características intrínsecas, las costumbres de sus pobladores, sus paisajes representativos, las necesidades y potencialidades socio-económicas de cada región” “El salto de las columnas del diario al libro fue consecuencia directa del interés específico que produjeron estos relatos del territorio y sus habitantes y del carácter perdurable de sus contenidos, más allá de la fugacidad de las noticias diarias”. Periodistas como Anibal Latino, José Manuel Eizaguirre o Roberto J. Payró también llevaron sus crónicas al libro impreso. (3)

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Nuestro libro también tiene otra particularidad, cuenta con un ex libris que le da un valor agregado y que da cuenta de que este libro pertenecía a la Biblioteca del Dr. Héctor Díaz Usandivaras, hermano del escritor costumbrista Julio Díaz Usandivaras.
El primer antecedente de los ex libris es del S. XV a.c. en que el faraón Amenhotep III se hizo fabricar una placa de barro cocido esmaltada en color azul con inscripciones jeroglíficas que habría sido utilizada como marca de propiedad en los estuches de los rollos de papiro de su biblioteca. Esta placa se encuentra en el Museo Británico de Londres.

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Pasaron ya 122 años desde la edición de este libro, recorrer sus páginas es como un viaje en el tiempo… en eso radica la magia de los libros.

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  • Wikipedia
  • Bamba, leyenda y realidad. Bischoff
  • A través de la República La emergencia del reporterismo viajero en la prensa porteña de entresiglos (XIX-XX), Servelli, Martín Francisco.

Pequeñas historias de algunos objetos 4

Cuando hicimos el relevamiento sobre objetos arqueológicos y posibles asentamientos de pueblos originarios en Río Ceballos nos encontramos con que la mayoría de los objetos se trataba de morteros o conanas. Esto no es raro, por su tamaño y material, tuvieron más posibilidades de perdurar en el tiempo y ser encontrados.

La mayoría de estos morteros se encuentran al costado de los cursos de agua, los hay pequeños y móviles y grandes y pesados, algunos eran de uso comunitario con varias bocas y no todos se utilizaban con fines alimenticios sino también medicinales o tecnológicos (como obtener fibras o tintes)y también con fines espirituales.

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Estos útiles de molienda constan de dos partes complementarias: el mortero o la conana y la mano. Las manos son de forma cilíndrica y alargada o chatas y aplanadas y se utilizan de forma diferente. En el mortero se machaca, tritura o descascara, en la conana se pulveriza la materia por medio de la fricción.

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El acto de molienda puede contarnos mucho acerca de los grupos e individuos que participaban en ellos porque, además, intervienen otra serie de actividades relacionadas entre sí antes y después de la molienda en sí misma. Entre ellas, la alimentación, tema que elegimos para analizar hoy.

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La cocina y la alimentación de los individuos y los grupos son parte de un proceso muy largo en que los medios y las formas tuvieron variaciones lentas pero sustanciales que llegan hasta el día de hoy.

Nos remontaremos a 10.000 años antes de nuestro presente en una época de transición en donde se pasaba de un clima extremadamente frío y seco  a uno más húmedo y templado.
La dieta del hombre de esa época se basaba casi exclusivamente en la carne, sin demasiada elaboración y con pocas posibilidades de almacenamiento. Incluso, la actividad que ocupaba la mayor parte de su vida era procurarse ese alimento moviéndose constantemente, sin un lugar de vivienda fijo.
Los animales de esa época, la megafauna, era de gran tamaño y algunos con corazas muy duras: Gliptodontes, Milodontes, Equus, Paleolama y Tigres Diente de Sable debían ser cazados de forma directa con grandes y toscas puntas de proyectil; si bien eran lentos y pesados, también eran muy peligrosos, por lo que cazarlos requería de mucha astucia y tiempo.

Durante cientos de años, alimentarse era una tarea extenuante dedicada únicamente para la supervivencia. Pero alimentarse de esta forma  también trajo un mejor desarrollo mental y físico del ser humano. Terminado el período de glaciación la megafauna fue extinguiéndose de forma gradual. Los animales a cazar eran de menor tamaño y más ágiles por lo que las antiguas estrategias no eran suficientes, aparecen las armas arrojadizas junto con la práctica de la recolección de semillas y frutos. El hombre comienza a adaptarse a ciertos espacios, ya no necesita moverse tanto, el almacenamiento y la elaboración de ciertas comidas brinda una comodidad que permite otras actividades sociales más complejas. La caza del ñandú, pecarí, guanaco, cuis o corzuela se mezcla con la recolección de frutos y semillas del Chañar, Algarrobo o Mistol y de huevos. El mortero permite moler estos alimentos, la conana hace harinas finas,  se mezclan ingredientes en utensilios de barro realizados para este fin, el fuego hace el resto.

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Es imposible definir en qué momento la comida pasó de ser un medio de supervivencia a ser una práctica social y cultural, en qué momento no sólo el ingerir el alimento sino también su elaboración cambió la manera de relacionarnos y dio identidad a los grupos sociales.
Los pueblos aprendieron a domesticar animales, a sembrar, a almacenar e intercambiar el alimento, pero también a mezclar, dar sabor, dar tiempos de cocción que convierten la materia prima en manjares.
Desde que el hombre devoraba, sin pensar, un pedazo de carne al momento en que un grupo se sentaba a degustar un plato elaborado pasaron miles de años.

Intentemos imaginar en qué momento alguien mezcló ingredientes para lograr un mejor sabor, alguien entrando a su casa y pensando que el aroma era exquisito, un grupo de personas agradeciendo algo tan sabroso, relajándose en el disfrute y no en el sobrevivir.

El acto de comer ya no es solo una cuestión física, el compartir el alimento es una práctica social importante no solo en un núcleo familiar sino también de las relaciones sociales.

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Fuentes:
«Condiciones de posibilidad de la reproducción social en las sociedades prehispánicas y coloniales tempranas en las Sierras Pampeanas (República Argentina)». Compilado por Julián Salazar.
Artículos: «La cocina como medio para la reproducción social de los grupos Prehispánicos de las Sierras de Córdoba». María Laura López.
«Acerca de la constitución de agentes sociales, objetos y paisajes. Una mirada desde las infraestructuras de molienda (Sierras de Córdoba, Argentina)». Sebastián Pastor.

«Sociedades indígenas de las Sierras Centrales. Arqueología de Córdoba y San Luis». Andrés Laguens y Mirta Bonnin.

Pequeñas historias de algunos objetos 3

20180426_181931La Capilla Histórica de Río Ceballos tiene tres campanas, son de los pocos objetos originales que quedaron en su interior. Se usan algunas veces, en momentos excepcionales, ya que la Iglesia de la Virgen de los Dolores tiene un sistema electrónico que cumple esa función.
Contaba Beatriz Borgna, quien trabajó durante muchísimos años en la Iglesia, que en algún momento se habló de pasar las campanas de un edificio al otro pero que se respetó que siguieran en su lugar original como parte del patrimonio arquitectónico.

Qué sabemos sobre estas campanas? La verdad que muy poco; a veces las historias que se pueden rastrear sobre algunos objetos dejan más dudas que certezas. Pero las dudas también sirven para conocernos, la pérdida de ciertas cosas que tienen que ver con nuestro patrimonio también habla mucho de nuestra historia.

En el año 1871 fue donado el terreno para la Capilla por Angel Ceballos, la cual, según datos bibliográficos, se terminó de construir en 1873.

Las dos campanas más antiguas llevan la inscripción A.D  1870 (Anno Domini quiere decir “en el año del señor”). Podemos deducir, entonces, que las campanas no fueron hechas exclusivamente para la iglesia ya que la fecha de su factura es anterior, incluso, a la donación del terreno. Aunque no podemos asegurar que éstas estuvieran colocadas en el año de su fundación (1873), sabemos que para 1878 ocupaban ese lugar, gracias al “Inventario de las alhajas, ornamentos y útiles de las Capillas y oratorios de Anejos Norte”, que dice, entre otros ítems: «Una aguamanil de latón, dos campanillas de bronce y una de plata, un par de campanas de regular tamaño y sanas y una araña de bronce viejo».

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Estuvimos investigando sobre algunos datos que aparecen en estas campanas porque nos parecía interesante saber cuál era su procedencia. Subimos al campanario y nos dedicamos a sacar fotos de los detalles para poder indagar más.

En estas fotos descubrimos que las campanas tienen muchos símbolos interesantes que se corresponden con un sentido más profundo que el de un objeto de uso.
Aunque las campanas servían para llamar a los feligreses o para sonar en casos excepcionales, tienen un fin espiritual, al igual que las formas propias del edificio que las alberga. No hay nada azaroso o de gusto en esto.

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Encontramos dos inscripciones, luego de un largo trabajo logramos descifrar una, la otra, lamentablemente, es muy poco legible.

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La inscripción dice, en latín: FULGURE ET TEMPESTATE LIBERA NOS DOMINE, que significa: Libéranos Señor de los rayos y de las tempestades. Según algunos datos, en las zonas rurales, las campanas se hacían sonar a la llegada de grandes temporales, con la esperanza de espantarlas. Esta frase, también forma parte de sermones y oraciones.

No entraremos en detalle, por el momento, sobre las figuras que aparecen representadas ya que son poco claras, pero seguramente tengan, también, sus significados.

Dentro de los datos que pudimos observar se encuentran las inscripciones:

A.D. 1870 – CANGALLO  – COLBACHINI – 225 o 226 GIROLAMO 227 – BUENOS AIRES

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Estos datos fueron el inicio de algunas averiguaciones que queremos compartir con ustedes:

Existen unas campanas muy famosas que corresponden al Establecimiento Colbachini, fundado en 1745, en Italia, por Giusseppe Colbachini al que luego se  le incorporan sus hermanos, uno de ellos, especializado en matemáticas, quien logra que sus campanas se caractericen por la precisión del sonido.
Según el tamaño y el metal será el sonido que da; una campana de 634 kg. suena en LA, una de 1222  kg, vibrará en RE y una de 2516 kg. lo hará en SI bemol.
Si bien para finales del 1800 sus productos atraviesan el océano, no encontramos ningún dato sobre Argentina al respecto.
Tampoco encontramos datos sobre un Girolamo Colbachini o sobre Cangallo, no sabiendo si este último es un apellido o una localidad.
Hemos escrito al Establecimiento Colbachini mandando las fotos de las campanas y estamos esperando la respuesta.

Lo que sí notamos es que, en contraste con campanas fabricadas por Colbachini en la misma época, estas parecen mucho más rústicas y toscas, las inscripciones parecen estar puestas por encima de la estructura y no parte del vaciado del material y, además, aunque aparentemente son muy similares, tienen diferencias notables entre ambas.

También investigamos sobre fabricantes de campanas o fundidores para esa época con pocos resultados. Dejamos algunas incógnitas al respecto, con algunas teorías que podemos proponer: Podrían ser campanas que vinieran desde otro lugar y que fueran modificadas en fundiciones locales? Si el constructor de apellido Mujica, del que tenemos muy pocos datos como para saber de quién se trata exactamente, venía de Italia, las campanas serían de ese origen o él hizo algunas gestiones para obtenerlas?
Muchas veces las campanas llevaban datos de las familias que hacían la donación… estarán estos datos en las campanas de nuestra Capilla?
Creemos que teniendo datos sobre quienes trabajan este tipo de materiales podríamos obtener mejores respuestas.

Para finalizar, no queremos dejar afuera la tercera campana con datos más precisos que dice: Donación Familia Peralta Ramos, fechada en 1913. Es de un tamaño mayor que las otras dos y es la única que suena a veces, ya que de las otras dos una se encuentra partida.

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Estas campanas forman parte del patrimonio de nuestra ciudad y pueden contarnos pequeñas historias que nos dan puntas para seguir investigando.