VIVIENDA
A lo largo de miles de años los cambios climáticos, en el ambiente, la flora y la fauna significaron un largo proceso de adecuación de los humanos que se dio de forma gradual y en el que los métodos de subsistencia fueron mutando generando diversas relaciones sociales y con el entorno que culminan, abruptamente, a la llegada del español.
Los más primitivos habitantes de las Sierras Centrales estaban en constante movimiento, con asentamientos de períodos cortos y poca densidad poblacional. Constituían pequeños grupos y utilizaban las cuevas como lugares de paso para realizar sus actividades.
Con el tiempo estos grupos se fueron haciendo más numerosos y con mayor ocupación del espacio durante más tiempo, las cuevas y aleros rocosos se constituyen como especies de unidades residenciales en donde, a través de los vestigios, se puede determinar que servían como morada en donde realizaban actividades domésticas de todo tipo.
Podemos decir que la culminación de este proceso fue la construcción de viviendas, acompañada de organizaciones sociales y políticas más estructuradas y nuevas formas de subsistencia. Sin embargo la casa-pozo no fue la única vivienda utilizada por los pueblos originarios de Córdoba aunque si la más característica y la que asociamos directamente con ellos.
Estas viviendas están asociadas a los pueblos Agroalfareros con condiciones de vida más sedentarias. Sin embargo, estos pueblos nunca abandonaron del todo las prácticas anteriores para su subsistencia y alternaban el cultivo con la caza y la recolección. Es por esto que las cuevas y otro tipo de construcciones también constiuían viviendas del tipo estacional que dependían de la época del año.
La ubicación de las viviendas estaba estrechamente relacionada con la disponibilidad de agua, terrenos potencialmente cultivables, la relación de los espacios elegidos con respecto a los lugares de caza y recolección y, también, en relación a los demás grupos, ya sea como comunidad o para protección.
Si bien la Relación Anónima de Jerónimo Luis de Cabrera habla sobre este tipo de viviendas es a través de estudios de campo lo que arroja mejores resultados. En Córdoba se han investigado numerosos vestigios de casas-pozo a partir de superficies consolidadas excavadas, fogones, agujeros de postes, hallazgos de materiales cerámicos o líticos que indican la realización de actividades propias de los espacios domésticos.
Como interesante podemos destacar que algunas de estas investigaciones arrojan resultados novedosos apoyados en la idea de que estos pueblos alternaban la agricultura con la caza y la recolección por lo que la construcción y el uso de la viviendas era para ocupaciones cortas de tipo estacional en las que se utilizaban materiales perecederos y el costo y esfuerzo en la realización era bajo ya que no serían ocupadas por largos períodos, es por esto que las cuevas y otro tipo de construcciones también servían como refugio según la época.
A su vez, la poca preparación del suelo que se compactó por el pisoteo diario, la superposición de pozos para postes de diámetros variables, las muestras de carbón que se han analizado e incluso la falta de cantidades significativas de deshechos, sugieren que no han sido habitadas por largos períodos de tiempo, que algunas han sido reutilizadas en varias ocasiones y de formas diversas.
En cuanto a la poca cantidad de postes con grandes separaciones entre sí, la falta de cimientos, columnas de piedra o postes que refuercen las esquinas teniendo en cuenta el tamaño de las estructuras, dan cuenta de que estaban construidas sin pensar en una larga duración.
Las casas-pozo se articulan con fuentes de agua y terrenos potencialmente cultivables por lo que se asocian con el período de siembra.
Los análisis en las excavaciones de este tipo de viviendas son los siguientes:
Las estructuras son muy variables, se han encontrado espacios de planta oval pero sin evidencias de postes lo que sugiere que fueron utilizados con otros fines no residenciales. Las más características son de planta rectangular, excavadas entre 0.60 y 1.20 del suelo actual. Los postes se encontraban dentro y fuera de la estructura y sostenían la porción superior de las paredes y el techo y el ingreso se hacía por una rampa, también techada.
Dentro de las viviendas se encontraron restos de fogones bastante ambiguos que servían para el uso diario y que apoyan la teoría de que fueron utilizadas con fines residenciales.
Todos estos datos ayudan a hacerse la idea de cómo sería una casa-pozo, pero también para comprender algo más sobre las formas de vida y sociedad de los pueblos originarios de nuestra zona.
Según Ana María Malanca, en su libro sobre La Estancita, hay pruebas de estos tipos de viviendas en Río Ceballos: aleros rocosos y cuevas en la zona de la Estancita y casas pozo en Colanchanga.